La liberalización es el proceso por el cual se pasa de una economía sujeta al control del Estado a una economía de mercado, este supone siempre un cambio de manos públicas (Estado) a manos privadas (empresa de forma jurídica), tanto de la propiedad privada de la compañía como de los beneficios que ésta reporte.
El el momento que las gasolineras pasen a ser una economía de mercado, las decisiones económicas y la asignación de recursos se efectuarán sin ningún tipo de dirección central y como resultado de innumerables decisiones independientes, tomadas por los productores y consumidores individuales.
Además de la liberalización el Gobierno podría implantar un impuesto mediante el cual pretende que las empresas de distribución de carburantes reduzcan su margen comercial y esto sirva para abaratar el precio que pagan los consumidores. Con esto se intentará que los márgenes comerciales se adapten a la media europea, ya que actualmente se encuentran ligeramente por encima.
Las medidas para acotar estos márgenes serían de tipo impositivo, con el fin de evitar mayores costes a los consumidores. Este tipo de margen impositivo es la tasa en porcentaje de impuestos que corresponde pagar a la administración fiscal por algo que la ley manda.
Los precios de carburantes se elaboran en torno a tres ejes: los impuestos, el coste del carburante en los mercados y el margen comercial.
Actualmente España es de los países que más alto tiene el precio y donde menos gravan los carburantes, aunque el margen y las ganancias son mayores.
En nuestra opinión con la opción de liberalizar las gasolineras, se eliminarían las barreras de entrada, además de reducir los costes del carburante hacia los consumidores, a priori, ya que el futuro sería incierto, porque quedaría en manos de las empresas privadas y se podría dar el caso de que en vez de bajar los precios, suban aún mas, como pasó con la luz.
David Martínez González
Miguel González Antón
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